Los nazis, sin embargo, eran los primeros en rechazar el veredicto democrático por considerarlo manifiestamente antigermano. Los marxistas aparentan someterse al voto de la mayoría. Pero a la hora de la verdad se inclinan invariablemente por el gobierno minoritario, siempre y cuando sea el partido quien vaya a detentar el poder. Recuérdese, en este sentido, cuán violentamente disolvió Lenin la Asamblea Constituyente rusa —elegida bajo los auspicios de su propio gobierno mediante sufragio universal de hombres y mujeres— porque tan sólo un 20 por 100 de sus miembros era bolchevique.
Mises