🔥 Toqué el cielo con millones… y luego me estrellé contra el suelo por mis propias decisiones.
Todo empezó con un sueño. No quería simplemente tener dinero… quería libertad, poder y respeto. Cuando era adolescente, vendía helados en la playa, y cada dólar ganado me hacía sentir invencible. Ingresé a la carrera de odontología, pero la abandoné el primer día. Alguien me dijo:
“Nadie se hace rico arreglando dientes”, y decidí buscar otro camino.
Descubrí el mundo de las ventas y supe de inmediato que tenía un talento natural: podía convencer a cualquiera de casi cualquier cosa. Así nació Stratton Oakmont.
Construí un imperio financiero en Wall Street. Mi oficina parecía una feria constante: lujos, fiestas, excesos. Pero detrás de todo eso también había manipulación, engaños y decisiones que, con el tiempo, me pasaron factura. Me sentía invulnerable… hasta que llegó la caída. Las investigaciones, los cargos, el escándalo. Perdí mi libertad, mi familia y mi reputación. No fue por falta de inteligencia, sino por falta de responsabilidad.
En la prisión encontré algo que nunca había tenido: silencio.
En ese espacio, lejos del ruido y del ego, tomé una decisión.
No iba a quedarme estancado en la culpa. Comencé a escribir mi historia, sin adornos ni justificaciones. El Lobo de Wall Street no es solo un apodo; es una advertencia. Hoy doy conferencias, enseño técnicas de venta, pero sobre todo, comparto lo aprendido para que otros no repitan mis errores. No intento borrar mi pasado; quiero que sirva de lección.
Sí, cometí errores. Pero el verdadero fracaso no está en caer, sino en no aprender nada de la caída. Perdí muchas cosas. Pero gané lo único que nunca había tenido: conciencia.
“Puedes tener talento y aun así destruirte a ti mismo. Pero decides reconstruirte… eso sí es verdadero poder.”
🐺💰
— Jordan Belfort
#spanish #money #wallstreet
