Ley 25/2007, de conservación de datos relativos a las comunicaciones electrónicas:
Obliga a operadores de telecomunicaciones a retener datos de tráfico y localización (origen, destino, hora, duración, IP, etc., por 12 meses.
Cryptico
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Bitcoin encendió la llama, hoy avivo el fuego.
Sin privacidad no hay libertad. Sin soberanía, no hay futuro. La verdadera riqueza es tiempo con los míos… y Bitcoin es la herramienta.
Notes (20)
El poder del lenguaje hace que realidades idénticas parezcan diferentes a primera vista:
Los precios suben: Todo está cada vez más caro, el supermercado es un atraco y la vivienda inalcanzable.
El valor del dinero baja: Ahora necesito ganar más para comprar lo mismo, y mis ahorros se diluyen como el humo.
Los gobiernos derivan sus justos poderes del consentimiento de los que son gobernados. No habéis pedido ni recibido el nuestro. No os hemos invitado.
No nos conocéis ni conocéis nuestro mundo. El ciberespacio no se halla dentro de vuestras fronteras.
Fragmento de Declaración de Independencia del Ciberespacio, por Jonh Perrry Barlow dirigida al Foro Económico Mundial de Davos en 1996.
La vida te vuelve humilde. A medida que envejeces dejas de perseguir las cosas grandes y empiezas a valorar las pequeñas.
Tener tiempo para ti, dormir lo suficiente, una buena dieta, paseos largos y tiempo de calidad con las personas que mas quieres.
Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
Esquizofrenia larvada
Acuñado como una forma lenta o subaguda de esquizofrenia, con síntomas vagos.
En la Unión Soviética, psiquiatras como Andrei Snezhnevsky lo vincularon a síntomas ideológicos como perseverancia en ideas reformistas, escepticismo hacia el comunismo, nacionalismo étnico o incluso excesiva intelectualidad, sin necesidad de delirios o alucinaciones evidentes. Se presentaba como una enfermedad progresiva que podía contagiar a la sociedad si no se intervenía.
Este término se usó sistemáticamente como arma de control político: permitía diagnosticar y confinar a disidentes, intelectuales, artistas o activista en hospitales psiquiátricos de máxima seguridad, donde recibían tratamientos coercitivos como electroshocks, lobotomías o dosis masivas de antipsicóticos que inducían letargo y obediencia.
Era una forma suave de represión: evitaba ejecuciones visibles, presentando la disidencia como patología mental en lugar de crimen político, lo que deslegitimaba cualquier crítica al régimen como locura.
Se estima que miles fueron víctimas, incluyendo judíos soviéticos o ucranianos que fantaseaban con emigrar.
Según la RAE:
Tributar: Pagar algo al Estado para las cargas y atenciones públicas (recibidas, se supone... aunque a veces parece unidireccional).
Impuesto: Tributo que se exige en función de la capacidad económica de los obligados a su pago (determinada por quien las cobra, con optimismo sobre lo que "puedes permitirte").
Funciones de la Agencia Tributaria (según su web oficial): La aplicación efectiva del sistema tributario estatal y aduanero.
En fin, no parece que estemos tributando para sostener servicios públicos con generosidad cívica, sino pagando impuestos según lo que la Agencia calcula que puede exprimir de cada uno con algoritmos, inspecciones y esa sonrisa de "es por tu bien".
¿No sería más honesto rebautizarla como Agencia Impositiva?
Al menos así, el nombre admitiría que se trata de una máquina de recaudación fina, no de un club de benefactores voluntarios.
El primer paso es aprender a ahorrar, aunque sea en fiat
Hace años, para mí el software libre era sinónimo de gratis,una alternativa económica, no la opción predetermimada.
Ahora empiezo a entender, es libertad. Y como toda libertad hay que ganársela y defenderla.
Sin el apoyo de la comunidad nada de esto sería posible. Por eso, aunque sea de forma modesta cuando un proyecto me aporta valor, intento devolver un contravalor.
Hoy doné a Cryptomator 🔐
#SoftwareLibre #Privacidad #OpenSource
Bajando decibelios:
NerdQAxe++ y BitAxe Gamma con ventiladores Noctua


Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
Nostalgia
Fue considerada una enfermedad mental grave durante los siglos XVII y XVIII, acuñada en 1688 por el médico suizo Johannes Hofer.
Se manifestaba como un "mal del país" con síntomas como melancolía profunda, insomnio, anorexia, palpitaciones, fiebre y, en casos extremos, delirios o incluso la muerte por consunción especialmente en soldados, mercaderes o estudiantes expatriados que añoraban su hogar.
En contextos militares, como durante las guerras europeas, se usó para patologizar la morriña como una debilidad contagiosa que podía desmoralizar tropas enteras, justificando castigos draconianos (como ejecuciones por deserción por nostalgia) o tratamientos brutales: sangrías, baños fríos, música patriótica forzada o traslados a latitudes opuestas para curar el anhelo.
Sirvió como herramienta de control social y disciplinario, transformando un sentimiento humano universal en una epidemia que amenazaba la obediencia y el orden imperial.
Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
Homosexualidad
Fue clasificada como un trastorno mental durante gran parte del siglo XX, sirviendo como una herramienta poderosa de control social, legal y médico para estigmatizar y reprimir.
En el DSM-I de la Asociación Americana de Psiquiatría se incluyó como una desviación sexual dentro de los trastornos sociopáticos de la personalidad, y en el DSM-II (1968) se mantuvo como una desviación sexual patológica, equiparándola a pedofilia o sadismo.
Esto legitimó intervenciones coercitivas como terapias de conversión (incluyendo electroshocks, castraciones químicas o hipnosis aversiva), internamientos en asilos y discriminación laboral o legal, presentándola como una enfermedad curable que amenazaba el orden moral heteronormativo y familiar.
En 1973, la APA la eliminó del DSM, reconociéndola como una variante de la sexualidad humana, respaldada por evidencia científica que mostraba que la cualquier angustia por la condición de homosexual provenía del estigma social, no de la orientación en sí.
Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
Locura moral:
Concepto psiquiátrico acuñado por el médico británico James Cowles Prichard en 1835. Se definía como una forma de monomanía (un trastorno mental parcial) en la que la persona mantenía un intelecto intacto y racional, pero carecía por completo de sentido moral o inhibiciones éticas, lo que la llevaba a cometer actos inmorales, impulsivos o antisociales sin delirios ni alteraciones cognitivas evidentes.
Prichard la describía como una "enfermedad del alma" que afectaba solo el "freno moral", y la clasificaba dentro de un espectro más amplio de trastornos mentales que no involucraban locura total.
Se usaba para patologizar comportamientos desviados de la norma social, como la rebeldía, la promiscuidad o la desobediencia o en mujeres que rechazaban roles domésticos tradicionales
Tratamientos incluían internamiento en asilos, aislamiento o terapias morales coercitivas, sirviendo así como herramienta de control social para reforzar normas victorianas de decencia y obediencia.
Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
Dromomanía
Se describía como una forma de monomanía ambulante, un trastorno mental caracterizado por un impulso irresistible e incontrolable de vagar o viajar sin rumbo fijo, a menudo abandonando la vida cotidiana, el hogar y las responsabilidades sin un motivo aparente.
No tenía un fin de control social explícito, pero reflejaba cómo la psiquiatría del momento patologizaba comportamientos desviados de la norma social, como el nomadismo o la huida de la rutina industrial.
Los tratamientos incluían internamiento o sedación
Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
Neurastenia:
Acuñado por el médico estadounidense George Miller Beard en 1869. Se describía como una debilidad nerviosa o agotamiento del sistema nervioso, causada por las demandas de la vida moderna industrializada, y se manifestaba en síntomas vagos como fatiga crónica, irritabilidad, dolores de cabeza, insomnio, debilidad sexual, ansiedad difusa y una sensación general de falta de nervios.
Beard la presentó como una "enfermedad americana", exclusiva de las clases medias y altas urbanas, atribuible al estrés de la civilización (telégrafos, ferrocarriles y ritmos acelerados) pero rápidamente se extendió globalmente.
Se convirtió en un término para patologizar respuestas normales al cambio social: se usaba para diagnosticar a mujeres que se quejaban de nervios por roles domésticos opresivos (a menudo curada con reposo en sanatorios o histerectomías), a intelectuales sobreexigidos o incluso a disidentes que mostraban agotamiento moral por la alienación laboral.
Esto la hizo una herramienta sutil de control social, reforzando ideales de género (mujeres como frágiles para mantenerlas en el hogar) y de clase (los pobres no la padecían porque no tenían nervios que gastar), mientras medicalizaba el malestar existencial de la modernidad para evitar críticas al capitalismo incipiente.
Tratamientos incluían baños eléctricos, dietas restrictivas o aislamiento en casas de reposo, y fue popularizada por figuras como Sigmund Freud, quien la relacionó con la represión sexual.
Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
Histeria:
Uno de los diagnósticos psiquiátricos más notorios y controvertidos de la historia de la medicina.
El término deriva de hystera, la palabra griega para útero, ya que se creía que era causada por un útero errante o desequilibrado que provocaba síntomas como ansiedad, parálisis temporal, convulsiones, irritabilidad o excesiva emotividad en las mujeres.
Hipócrates y Platón lo describían como una enfermedad femenina exclusiva, atribuible a la falta de relaciones sexuales, embarazo o irónicamente a la masturbación reprimida.
En el siglo XIX, se convirtió en una etiqueta para cualquier comportamiento femenino que desafiara las normas de la época, desde el activismo sufragista hasta la "pereza" doméstica, la promiscuidad o simplemente la expresión emocional.
Médicos como Jean-Martin Charcot la popularizaron en la Salpêtrière de París, donde trataban a miles de mujeres pobres con hipnosis, aislamiento o masajes pélvicos manuales (lo que llevó a la invención del vibrador eléctrico como cura médica)
En contextos más extremos, se recomendaban histerectomías o internamientos en asilos para controlar a las histéricas, sirviendo así como una potente herramienta de opresión social y de género para silenciar disidencias y reforzar roles tradicionales.
Enfermedades mentales que nunca han existido, inventadas solo cómo método de control:
La drapetomanía:
Término acuñado en 1851, hacía referencia al «deseo de los esclavos africanos de escapar de sus amos», concretamente de las plantaciones del sur de Estados Unidos. Tanto Cartwright como la sociedad racista a la que pertenecía sostenían que la esclavitud era un orden legal, un fenómeno natural impuesto por Dios.
Una historia de libertad y destino o lo que podemos cambiar con nuestros actos y lo que no:
Un día, un sabio maestro taoísta llevó a sus discípulos a la orilla de un estanque sereno, donde el agua reflejaba el cielo como un espejo perfecto. Quería enseñarles la sutil diferencia entre lo que depende de nosotros —nuestra libertad para actuar— y lo que escapa a nuestro control —el destino inexorable del mundo.
"Observad con atención", les dijo con voz calmada. Tomó una piedra lisa y redonda de su bolsillo y la dejó caer en el centro del estanque. Con un chapoteo breve, la piedra se hundió de inmediato, desapareciendo en las profundidades oscuras, sin dejar más que ondas que se expandieron y desvanecieron rápidamente. El agua volvió a su quietud, como si nada hubiera sucedido.
Luego, el maestro extrajo un pequeño frasco y vertió una sola gota de aceite puro sobre la superficie. La gota no se hundió; en cambio, flotó ligera, extendiéndose lentamente en un círculo iridiscente que brilló bajo el sol, cubriendo un área cada vez mayor sin esfuerzo, como si el agua misma la invitara a danzar.
Al día siguiente, reunió de nuevo a sus alumnos bajo un sauce antiguo. "¿Recordáis lo que hicimos ayer? Contadme, ¿qué ha sucedido con la piedra y el aceite?"
Uno de los discípulos, el más impaciente, respondió: "Maestro, la piedra se hundió al instante y ya no la vimos más. El aceite, en cambio, flotó y se extendió por toda la superficie".
El maestro asintió, con una sonrisa serena que arrugaba sus ojos como surcos en la tierra fértil. "Así es la vida, queridos míos. La piedra representa el destino, las fuerzas inevitables que nos arrastran hacia el fondo: la muerte, el tiempo, las tormentas que no invocamos. Puedes arrojarla con toda tu fuerza o con delicadeza, pero siempre se hundirá, indiferente a tus deseos. No luches contra ella; acéptala, y las ondas de su caída pasarán sin turbar tu paz por siempre.
Pero el aceite... ah, el aceite es tu libertad, tu esencia interior, las acciones que brotan de tu voluntad. Flota porque eliges cómo extenderte: puedes dejar que se disperse sin rumbo, o guiarlo con cuidado para que cubra solo lo necesario, iluminando lo que tocas sin ahogar al resto. Influye en tu aceite, expándelo con sabiduría, y verás cómo transforma la superficie de tu mundo sin hundirte en las profundidades.
Recordad: no malgastéis energía persiguiendo piedras que se hunden solas. Cuidar el aceite es el verdadero arte de vivir en armonía con el flujo del Tao".
Los discípulos guardaron silencio, contemplando el estanque, donde aún flotaba un leve rastro aceitoso, recordándoles que la lección no era solo oír, sino ver. Y así, entre lo que flota y lo que cae, hallaron un atisbo de equilibrio.
El pez no sabe que está dentro del agua hasta que alguien lo saca de ella.
¿Que es un intercambio atómico?
Los científicos informáticos utilizan el término “atómico” para describir un cambio de estado que tiene éxito o fracasa.
Si la operación atómica falla, el efecto debe ser el mismo que si la operación nunca se hubiera iniciado. Por lo tanto, un intercambio atómico transfiere fondos que tienen éxito o fracasan y nadie pierde dinero.
Ninguna de las partes puede quedarse con los fondos de la otra parte.
Cuando no podemos cambiar la situación a la que nos enfrentamos, el reto consiste en cambiarnos a nosotros.
Victor Frankl