https://brownstoneesp.substack.com/p/caminando-sonambulos-hacia-el-totalitarismo-4f7
Aunque la pandemia de Covid ya terminó, enfatizó una crisis de pensamiento que aún no ha remitido. Se da una batalla entre los "buenos", que no cuestionan los dogmas emanados desde las élites y los "malos", que cuestionan y discrepan, lo cual significa la supresión del debate en base a argumentos sólidos.
Salvar la democracia justifica la aniquilación de elementos democráticos fundamentales, pues todo está permitido con tal de alcanzar tan loable fin. En el núcleo de esta batalla se encuentra la lucha contra el "discurso de odio" y la eliminación de la "desinformación". Las clases dirigentes tratan de criminalizar estos conceptos ambiguos legislando contra los "delitos de odio", olvidando su función principal: garantizar la libertad ciudadana (incluso la de enfrentarse al Estado).
A pesar de que la aparición de internet y las redes sociales ha hecho más difícil el control de la narrativa, los medios de comunicación, convenientemente subvencionados, distraen la atención de la población y aumentan la polarización social, haciendo que los problemas se agraven. Si bien es cierto que cada vez más ciudadanos consideran que el debate público aborda temas que no tienen relación con la realidad cotidiana.
Por otra parte, la pandemia del Covid puso de manifiesto la facilidad con la que las sociedades democráticas occidentales pueden volverse autoritarias y también, cómo la población está dispuesta a renunciar a sus libertades civiles a cambio de mayor seguridad.
La cultura del "segurismo" y la crianza segura están dando como resultado niños frágiles, lo que conduce a la formación de ciudadanos infantilizados que son más susceptibles a la formación de masas: las personas crean conexiones mediante una causa común que dota de sentido a sus vidas, facilitando que la masa se mueva en la dirección indicada, sin cuestionar nada.
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